Gokushiteki erosu: Renka 1974. La intimidad es política

Gokushiteki erosu: Renka 1974, Miyuki

Gokushiteki erosu: Renka 1974 (Extreme Private Eros: Love Song 1974) de Kazuo Hara comienza desde la más incómoda de las intimidades. Hara explica al empezar la película que vamos a ver un documental sobre su ex, Miyuki. Miyuki lo ha dejado, llevándose al hijo de ambos. Al principio, Miyuki va a visitar a Hara todas las semanas. Después, ella decide abandonar Tokio para vivir en Okinawa.

Okinawa es una isla que está a 2.000 km de Tokio, así que el contacto entre Hara y Miyuki va a diluirse. Para mantener la comunicación, y lidiar con lo que todavía siente por ella, Hara decide hacer una película sobre Miyuki.

Lo que ayer era normal, hoy ya no lo es

Gokushiteki erosu: Renka 1974

La historia comienza en Okinawa en 1972, cuando Miyuki tiene 24 años. Hara va a visitarla por primera vez desde que vive allí. Miyuki está viviendo con otra mujer llamada Sugako. Su relación es ambigua, ¿son compañeras de piso? ¿Amigas? ¿Amantes? La cámara de Hara trastoca su cotidianidad.

Lo que de entrada parece un documental irritante con un cineasta masculino aprovechándose de una mujer, cambia rápidamente de tornas. Esto se debe a la intención consciente de Hara de no quedarse en ese lugar común, pero también al carácter de su protagonista. Miyuki tiene muy poco que ver con la imagen tradicional de la mujer japonesa.

Las discusiones, los celos y los silencios incómodos en casa de Miyuki se entremezclan con las reflexiones en off de Hara. Como el espectador, Hara no entiende la relación que mantienen las dos mujeres. Surgen preguntas sobre qué es normal y qué no, o socialmente aceptable. Miyuki quiere tener con Sugako una relación de pareja. Sugako considera que eso sería antinatural.

Gokushiteki erosu: Renka 1974: Sexo

En Japón, la actividad sexual con personas del mismo sexo se legalizó en 1880. En el siglo XIX, las relaciones homosexuales, especialmente entre hombres, eran habituales y aceptadas. Más tarde, a principios del siglo XX, la homosexualidad se convirtió en enfermedad por influencia de la medicina occidental. Debido a esto, en los años 70 gays y lesbianas eran vistos como algo anormal.

Aparte de este desacuerdo con Sugako, Miyuki, feminista e independiente, cree que su amiga es muy pasiva. Contradictoriamente, al mismo tiempo está celosa del romance que Sugako mantiene con un hombre. La barrera emocional e ideológica entre ambas es insostenible, llegando a la violencia física. Pronto se separan.

Visita a los burdeles de Okinawa

Gokushiteki erosu: Renka 1974: Chichi

Este primer acercamiento a las relaciones de género da paso a una visión cruda del ambiente callejero en el que se mueve Miyuki. En la Okinawa de 1972, hay muchos soldados afroamericanos que frecuentan discotecas y burdeles. Las prostitutas más jóvenes tienen 14 años.

La ley japonesa establece que la edad mínima de consentimiento sexual es solo 13 años. Para proteger a los niños, está prohibido (supuestamente) que los adultos mantengan relaciones con menores de edad. Digo supuestamente porque si la relación se considera «sincera» es legal que un adulto se acueste con alguien menor. ¿Qué quiere decir esto? Normalmente, que si los padres consienten la relación (la consienta el hijo/a o no) esta es legal.

En Gokushiteki erosu: Renka 1974 aparece retratada esta ambigüedad a través de Chichi, una prostituta de 14 años. Chichi vende su cuerpo por decisión propia, no por obligación. Está embarazada y no sabe quién es el padre. Todas las mujeres con quienes se relaciona Miyuki están en situaciones similares, un retrato realista de ciertos ambientes ocultos. No obstante, es un retrato hecho desde la pura observación. Aunque a veces Hara se implica emocionalmente en lo que está rodando, no juzga nunca nada de lo que nos muestra.

La musa que se revela contra la mirada masculina

Gokushiteki erosu: Renka 1974: My Ass

Es interesante que un ejercicio autobiográfico que de entrada huele a machismo y sadomasoquismo se convierta rápidamente en algo más cercano al documental feminista. No estamos hablando de una película típica hecha desde la mirada masculina sobre el cuerpo de la musa.

La musa suele ser un ente pasivo, o al menos mostrado como pasivo, para puro deleite del hombre. Aquí, Miyuki tiene voz propia, más voz que el propio Hara. Hara reflexiona sobre algunas escenas, pero no hace un filme sobre sus sentimientos. Gokushiteki erosu: Renka 1974 es sobre la vida cotidiana y opiniones de Miyuki.

Desde los primeros minutos queda claro que Miyuki tiene opiniones firmes sobre su vida y sobre cómo criar al niño que tuvo con Hara. «No quiero que mi hijo sea amable y dulce. Quiero que mi hijo sea agresivo», afirma mirando a cámara. Una afirmación que adquiere más importancia en el contexto de una sociedad tan encorsetada como la japonesa.

De todas formas, esta declaración es tan confusa como todo lo que rodea a Miyuki. Durante la película, se queja repetidamente de ciertas actitudes masculinas, pero parece querer que su hijo sea como esos hombres.

Cuando el cineasta se implica demasiado en la historia

Gokushiteki erosu: Renka 1974: Paul

Cuando Hara visita a Miyuki en Okinawa por segunda vez, ella está viviendo con un soldado negro llamado Paul. Miyuki está embarazada de dos meses, suponemos que de él. A ella parece no importarle demasiado quién sea el padre, pero su relación con Paul es ambivalente. Por un lado, se muestra como una mujer independiente, libre de hacer lo que quiera con quien quiera. Por otro lado, se queja cuando quien actúa así es Paul u otro hombre.

Hara siente celos de Paul, mostrándose incluso racista. Es una de las pocas ocasiones en las que vemos al cineasta ante su propia cámara, llorando. A las tres semanas, la relación entre Miyuki y Paul ya está rota.

La tercera visita de Hara a Okinawa es con su nueva pareja, Sachiko Kobayashi, quien además es la productora de sus películas. Sachiko está encantada de estar haciendo un documental sobre la expareja de su novio, mientras Miyuki la desprecia. Miyuki tiene también malas palabras para Hara, a quien acusa de charlatán, aprovechado y promiscuo.

Gokushiteki erosu: Renka 1974: Sachiko

Hara explicaba años más tarde que la decisión de llevar a Sachiko tuvo su origen en el momento en el que se puso a llorar cuando Miyuki hablaba sobre Paul. En esa escena, terminó rodando un amigo de Hara que estaba presente porque este se sintió demasiado implicado emocionalmente. Sachiko era una manera de introducir un poco de distancia en la relación con Miyuki.

La contradicción entre la vida íntima y la vida activista

Tan llamativo como la compleja relación entre observador y observada es el ambiente en el que se mueve Miyuki y su activismo doméstico. Ahora Miyuki se dedica a cuidar a hijos de prostitutas. Muchos de ellos son mestizos, hijos de soldados negros. La vida de sus madres no tiene nada que ver con la imagen delicada de la geisha japonesa. Son mujeres de ambientes marginales que se enzarzan en peleas sangrientas que parecen más propias de un imaginario neoyorkino que japonés. Miyuki intenta ejercer de activista feminista entre las prostitutas, sin mucho éxito.

En los años 70, Okinawa era considerada por los japoneses como una especie de reducto tercermundista. Precisamente por esta razón había inconformistas, como Miyuki, que decidían irse a vivir allí como acto de rebeldía. Los soldados americanos negros vivían segregados de los blancos y de los japoneses. La paradoja es que muchas chicas japonesas buscaban vivir en las zonas negras, y amantes negros, como acto de subversión.

¿Qué es aceptable ver, hacer, mostrar?

Gokushiteki erosu: Renka 1974: Parto

En 1973, es Miyuki quien va a Tokio, para tener a su hija. El parto tiene lugar en el apartamento de Hara, con Hara sujetando la cámara de 16mm y Sachiko el micrófono. Es un parto natural en el que Miyuki da a luz sin ningún tipo de ayuda. Hara está tan nervioso que parte de la escena está desenfocada. Vemos nacer a la niña en un plano fijo, largo y explícito.

La osadía de Hara al rodar esa escena tan íntima, directa y ofensiva para la sociedad japonesa de la época es toda una declaración de principios. Pero también lo es la decisión de Miyuki de parir sin ayuda; un acto de independencia extremo tanto por parte del sujeto retratado como del cineasta que lo retrata. Es una secuencia tan directa que sigue resultando chocante a día de hoy.

Miyuki había pedido a Hara y Sachiko que no la ayudasen. Además de ser ya su segundo embarazo, en Okinawa había trabajado con una comadrona, así que sabía qué hacer. Hara suda tanto que se le empañan las gafas y no ve nada, por eso la imagen se desenfoca. Al montar Gokushiteki erosu: Renka 1974, consideró que ese desenfoque accidental era una manera efectiva de transmitir sus emociones.

En estas escenas queda muy claro que Hara no es un cineasta controlador. También es evidente que parte de la tensión no surge de los hechos, sino de la tirantez que sigue habiendo entre él y Miyuki.

Cuando el voyeur deja de ser un sujeto pasivo

Gokushiteki erosu: Renka 1974: Parto

La violencia de Gokushiteki erosu: Renka 1974 no termina en este parto, hay un segundo parto en una comuna de mujeres en el que el bebé nace aparentemente muerto. Lo que se sucede son una serie de planos angustiosos que rompen las emociones del espectador. La crudeza con la que Hara nos enfrenta a ciertos aspectos de la vida nos obliga a alejarnos de la pasividad del voyeur.

Como espectadores estamos sujetos a tanta violencia visual en los medios de comunicación que ya todo nos deja indiferentes. Es duro enfrentarse a algo que cuestiona la manera en la que hemos reemplazado la mirada activa por la pasiva. Hara sustituye el placer que nos provoca contemplar universos ajenos por el horror de lo que nos implica emocionalmente.

A pesar de que en cierto sentido se trata de un documental voyeurista, Hara tiene la habilidad de involucrarte de manera personal, no como mirón. Gokushiteki erosu: Renka 1974 tiene momentos incómodos, tanto psicológicamente como a nivel de explicitud visual. Sin embargo, no tienes esa sensación pornográfica que provocan habitualmente los documentales que se entrometen en la vida de los demás.

Jugando con la censura

Gokushiteki erosu: Renka 1974: Bañera

Gokushiteki erosu: Renka 1974 fue rechazada tanto por los críticos como por las instituciones. Parte de la crítica japonesa la consideró masoquista. Hara afirmaba que una de las razones por las que la rodó es que la sociedad japonesa se esfuerza mucho por ocultar lo íntimo. Hara buscaba ser agresivo y confuso, no le importaba exponerse, o sentir incomodidad o miedo, con tal romper ese tabú cultural.

Cuando se estrenó el documental en Japón en 1974, fue mucha gente a verlo porque era escandaloso. Las sesiones eran semiprivadas, porque mostrar genitales en una sala cine estaba prohibido bajo pena de cárcel. La única razón por la que pudo estrenarse es que era una película hecha a nivel personal. Como no había productoras ni distribuidoras implicadas, alquilar un espacio para mostrarla a un número limitado de personas no era delito.

Hara pagó Gokushiteki erosu: Renka 1974 gracias a amigos y departamentos de investigación de universidades. Fue devolviendo lo que había costado a base de pases privados. Tardó cinco años en saldar sus deudas. Treinta años más tarde, confesaba que no había vuelto a verla porque le resultaba embarazosa.