Recuerdo haber leído en más de una ocasión que las películas en color de Segundo de Chomón fueron posibles gracias a su mujer, Julienne Mathieu. Como sobre la mayoría de pioneras del cine, no existe mucha información sobre Julienne, así que me puse a investigar sobre ella por pura curiosidad.
A finales del siglo XIX, Julienne era actriz de variedades en París. Segundo hizo un viaje a la ciudad en 1895 y allí conoció a Julienne. Él había estudiado ingeniería, a quien realmente le interesaba el arte y el cine era a ella.
Algún tiempo después, Julienne y Segundo se casaron y se trasladaron a España, donde Segundo tenía que hacer el servicio militar. El ejercito lo envió a Cuba. Como Julienne no tenía gran cosa que hacer en España, decidió volver a Francia mientras su marido estuviese fuera. En París, se puso a trabajar como coloreadora de películas.
Algunas fuentes aseguran que Julienne comenzó en el taller de Méliès. Otras hablan del taller de Pathé. Quizá da un poco igual si fue en una u otra empresa, lo importante es recordar que en esa época no existía el cine en color como tal. Las películas se coloreaban a mano, fotograma a fotograma.
Un fotograma es muy pequeño. Colorear película a mano era un proceso complejo y delicado. Normalmente, lo hacían mujeres, porque al tener las manos más pequeñas nos resulta más fácil trabajar en un espacio tan reducido. También hay que decir que, en general, las mujeres cobraban sueldos más bajos. Las cosas no han cambiado mucho en ese aspecto…
Julienne introduce a su marido en la industria del cine
Cuando Segundo volvió de Cuba, su primer acercamiento al cine fue para ayudar a su mujer a hacer el lento y exigente trabajo de coloreado. Diseñó unas plantillas que permitían conseguir contornos más definidos. Algunos autores explican la misma anécdota antes de que Segundo se fuese a Cuba. No está claro si Julienne comenzó a colorear películas al volver a Francia o si era un trabajo que ya hacía antes.
Sea cual fuese el orden de los hechos, la cuestión es que Julienne era la que estaba en contacto con la industria del cine. Sin ella, es probable que Segundo nunca hubiese rodado películas.
Durante esos años, Julienne se incorporó al taller de Elisabeth Thuillier, una conocida colorista que trabajaba tanto para cine como fotografía. Elisabeth había comenzado su carrera coloreando imágenes para linternas mágicas. En 1897, abrió un taller con varias empleadas para colorear películas. Su taller de coloreado fue uno de los más grandes del mundo, llegó a tener más de 200 empleadas, todas mujeres.
El proceso funcionaba como una cadena de montaje. Cada colorista usaba un solo color, pintaba un detalle concreto del fotograma y lo pasaba a la siguiente. Algunos detalles eran tan diminutos que tenían que usar un pincel con un solo pelo.
Un taller propio
En 1901, Julienne y su marido se trasladan a Barcelona, donde abren una empresa propia. Se dedicaban sobre todo a colorear películas, pero también creaban carteles y distribuían cine francés en España.
La empresa no dio nunca mucho dinero, quizá porque en España la industria del cine era más reducida que en Francia. Segundo y Julienne aguantaron en Barcelona unos cuatro años, después volvieron a París para trabajar para Pathé. Segundo trabajaba como colorista, entre otras cosas, al mismo tiempo que rodaba sus propias películas.
Más allá de estos datos generales, no hay mucha bibliografía sobre el trabajo como colorista de Julienne. Lo que sí hay es información sobre las películas en las que trabajó como actriz. Muchas de ellas, coloreadas por ella misma, se pueden encontrar fácilmente online.