Rudolf Emil Pfenninger (1899 – 1976) fue una de las primeras personas que usó sonido sintético, y lo hizo además en el ámbito del cine. Esta es una pequeña historia de su vida y su trabajo.
Dibujar, diseñar y construir
Pfenninger nació en 1899 en Munich. Su padre era un artista suizo, creo que no muy famoso porque no he encontrado información sobre él. La cuestión es que el dato es importante porque enseñó a su hijo a dibujar y diseñar desde muy pequeño, así que Pfenninger creció familiarizado con el arte. Por otro lado, le interesaba la ingeniería y ya de joven llegó a fabricarse su propia cámara para hacer fotos.
Cuando llegó la hora de ponerse a trabajar, Pfenninger comenzó como aprendiz de pintor de decorados. También trabajó como ilustrador y fue proyeccionista en salas de cine, por lo que conocía bien la tecnología y la mecánica de las maquinas cinematográficas de la época.
En 1921, Louis Seel, un productor y director de cine estadounidense, conoció a Pfenninger en Alemania y lo contrató para dibujar animaciones e intertítulos para sus películas mudas. Seel llevaba unos años produciendo películas de dibujos animados en Munich. Así es como Pfenninger se introdujo en el mundo de la animación.
Los estudios EMELKA
En 1925, Pfenninger consiguió un trabajo fijo en el departamento de documentales de EMELKA, un estudio cinematográfico que era la competencia directa de la UFA (el estudio alemán más importante en aquella época). En EMELKA, Pfenninger empezó a investigar las técnicas radiofónicas e inventó mejoras para altavoces, micrófonos y otros aparatos sonoros. Esto es lo que lo llevó a interesarse por el sonido sintético.
Otra cosa que influyó en su interés por generar sonidos sintéticos fue que hacía películas de animación experimentales. En su trabajo no ganaba mucho dinero, así que no podía alquilar estudios de grabación ni pagar a músicos para sus películas. Se le ocurrió que si generaba el sonido él mismo podría crear bandas sonoras sin tener que pagar a nadie.
Lo primero que hizo para conseguir su objetivo fue buscar un osciloscopio para estudiar las formas visuales que genera el sonido. De esa manera llegó, a principios de los años 30, a identificar la marca gráfica correspondiente a cada nota. El siguiente paso fue ir dibujando esas formas sobre papel. Él lo llamaba «sonido dibujado».
Después de dibujar, fotografiaba las formas para incluirlas en la banda sonora de la película. Esto era posible porque, en esa época, las bandas sonoras del cine eran ópticas. Es decir, la forma de onda del sonido estaba impresa en la película. Para entender cómo funcionaba el sonido óptico, os recomiendo ver este vídeo.
Aunque en los años 30 se estaban llevando a cabo experimentos similares en otros lugares, especialmente en Rusia, Pfenninger fue una de las primeras personas, quizá la primera, en generar sonido a partir de la nada. Se cree que su película de animación Pitsch und Patsch fue la primera con una banda sonora sintética.
A Pfenninger le preocupaba más la técnica que la estética, al contrario que a otros cineastas que jugaron con ideas similares. Quería además liberar a la música de los instrumentos musicales y convenciones de la época. Sin embargo, la mayoría de bandas sonoras generadas no eran muy radicales, imitaban la música clásica.
El público, la crítica y los nazis
Las primeras sesiones públicas de las películas con sonido sintético de Pfenninger se hicieron en 1931. La mayoría de los críticos se entusiasmaron con la cuestión técnica, pero opinaban que eran sonidos perturbadores y sin alma. Para ellos, era fascinante desde el punto de vista tecnológico, pero no tenía ningún interés artístico.
A pesar de las críticas, el programa de películas que preparó EMELKA se lanzó con gran bombo publicitario y tuvo tanto éxito que en 1932 hizo una gira por toda Europa.
Estos experimentos no llegaron más allá debido al auge del nazismo. Los nazis consideraban que las películas con ese tipo de bandas sonoras eran degeneradas y sin alma. Es curioso que su opinión censora se pareciese sospechosamente a la de la crítica. El caso es que Pfenninger no era muy afín al nuevo régimen y terminó abandonando la industria del cine.
Aunque algunas de las películas de Pfenninger se conservan, creo que ninguna está disponible online. Si os atrae el tema y queréis saber más, os recomiendo Tones from out of Nowhere: Rudolf Pfenninger and the Archaeology of Synthetic Sound.